Noticia - Daddy Yankee “Soñaba con ser el mejor deportista del mundo”
Daddy Yankee “Soñaba con ser el mejor deportista del mundo”
En la puerta del hotel Panamericano, una multitud de fans aguardan. Fácil es reconocerlos, gruesas cadenas cuelgan de sus cuellos, cabezas rapadas, muchas gorritas con viseras. Esperan a Daddy Yankee (38), el popular puertorriqueño dará un show en Geba el 26 de septiembre, pero antes pasó unos días por Buenos Aires y se hospeda aquí, en donde cada vez que sale y entra debe atravesar a sus fieles seguidores que esperan un saludo, una sonrisa, una palabra o una selfie.

Una vez adentro, Daddy Yankee cuenta: “Siempre les dedico tiempo, me da cosa también que estén afuera esperando aguantándose el frío, lo mínimo que puedo hacer es reconocerles el esfuerzo que hacen por mí. Cada día son más apasionados”. Sonriente, humilde, espontáneo, con su amable tonada boricua y su cara de nene, Daddy Yankee pisó suelo argentino.

Hace cinco años que no se presenta en el país. Y este regreso lo encuentra agradecido: “Estoy contento, ustedes me reciben con los brazos abiertos. Aquí uno sabe que es querido cuando sale a la calle. La gente me espera, se quiere sacar fotos, me dicen ‘ven a comer’, ‘tómate este mate, esta parrillada’, ahí está el cariño”, dice el cantante.

Una semana antes de presentarse en Geba, Daddy dará un show en el Madison Square Garden de Nueva York. Lo llaman “el rey del reggaetton”. Tiene más de 18 millones (y no hay error en el número) de discos vendidos en todo el mundo y 20 años de carrera. No existe persona que no conozca una canción de Daddy Yankee: “La gasolina”, “Lo que paso, pasó”, “Rompe”, “Limbo” o la que elijan. Qué fuerte tanta popularidad. El asiente: “Trato de disfrutar al máximo las ventajas que te da la fama. Desventajas también hay, como perder la vida pública pero la ventaja es poder conocer el mundo, las culturas y las cosas que nada más tenía la oportunidad de ver en cuadernos”.

A los 17 años, Ramón (Raymond) Ruiz Ayala Rodríguez no era Daddy Yankee y jugaba al béisbol. “Yo soñaba con ser el mejor deportista del mundo. Mi prioridad siempre fue el deporte, de toda la vida. Fui un estudiante muy aplicado con promedio de honores, pero a pesar de eso tenía un amor muy grande por el deporte que aún conservo”, cuenta. Lo que sigue, es una historia que hizo conocida el mes pasado en “Perros de la calle”, el programa radial de Andy Kusnetzoff. “En esa época fui baleado con un rifle y no pude volver a hacer deporte. Fue algo inesperado, estuve en un fuego cruzado y fui la víctima. Hubo momentos difíciles, decisiones, frustraciones. Hasta ese momento la música para mí era un pasatiempo”.

Cambiaron los sueños…
_Sí, pero empecé a soñar con estar en donde estoy en estos momentos. Yo estaba en el barrio, sin un peso encima, sin nada y pensaba cómo sería viajar por el mundo, tener varios millones de dólares… Era un soñador y ahora, pues, tengo la oportunidad de vivir ese sueño.

¿Cuándo fue que dejaste de ser “Raymond” para ser Daddy?
_Sigo siendo Raymond en Puerto Rico, pero cuando salgo del país me doy cuenta de que esto es en serio, cuando empiezo a ver otro público aparte del boricua ahí me digo “ojo que esto puede reventar”.

¿A quién se le ocurrió el nombre Daddy Yankee?
_A mí, que soy un loco. Daddy significa papá. Yankee, en Puerto Rico, es un hombre o una mujer grande, alto. Para mí, en boricua, significa el “papá grande”. Siempre me proyecté soñando en grande, siempre tuve esa aspiración, y me puse un nombre grande.

Casado desde 1994, tiene tres hijos, el primero nació cuándo él no había cumplido 18. No le gusta hablar de su vida privada. ¿Por qué? “Porque trato de preservarla en estos tiempos en los que hay tanto acceso a las cosas. Mi hija mayor tiene ya 20 años, es una mujer. Quiero que mis hijos caminen por el camino correcto, que no comentan los mismos errores que yo. No me arrepiento de ninguno de mis hijos pero sí reconozco que vinieron a destiempo. Estoy orgulloso de ellos pero yo era un niño cuando nacieron. Y siempre me siento en deuda con ellos por eso, porque sé que no hubo planificación”, cuenta.

¿Tu mujer también era muy jovencita?
_Sí, éramos dos pibes. Sin embargo siguen juntos… después de tantos años Ahora no la puedo soltar. Como ella dice, se comió el ala y ahora se quiere comer la pechuga. Y está bien, tiene que ser así.

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